El sueño más antiguo que recuerdo era tener una bici. Quería con locura que mi sueño se hiciera realidad de manera que rodeé de rodillas la Iglesia de los Deseos, Hagigadar por su nombre, tres veces, como lo exigía el rito.
Mientras subía la colina del monasterio, mis rodillas empezaron a sangrar, pero me alegraba porque creía que esto va a pesar más delante de Dios. Miraba mis rodillas y ya podía imaginarme montando en mi nueva bici. Desde entonces comencé a profundizar mi capacidad de cumplir mis deseos a través de la imaginación y de la visualización. Me atrevía a soñar cualquier cosa.
Mi padre hizo que mi sueño se cumpliera cuando me compró una Pegasus, color naranja. Fue entonces cuando empecé a soñar: soñaba con tener un trineo, un ninja en miniatura, una raqueta de juguete, una espada, un kimono para karate, coches, ¡muchos coches!
Soñaba con que mi papá me inscribiera para jugar fútbol en el estadio. Soñaba con tener un Renault. O un Mercedes E Klasse, diésel, de 97. En la secundaria soñaba con construir una casa y venderla. Para ganar dinero, por supuesto.
Soñaba con tener un BMW, con tener un Renault, o un Mercedes E Klasse, diésel, de 97, soñaba ir a los Estados Unidos, soñaba con escalar el Kilimanjaro, con tener más dinero con ser un millonario, tener un hotel, hacer una película, hacer un refugio para perros, hacer un pozo en África, ayudar la gente con problemas, soñaba con todo esto.
Empecé a escribir cartas a Santa Claus para que me cumpliera los deseos y le rogaba y suplicaba a Dios para que me los cumpliera también. Por supuesto, les rogaba también a mis padres. Todos los santos días. Finalmente empecé a escribir mis deseos en diarios. Tenía mis 3 cuadernos de sueños.
Siempre he estado atado a este fenómeno, ha sido un salvavidas para mí. Solía soñar desde muy chico.
Visualizaba mis deseos y me atrevía sonar los sueños más insólitos. Soñar me ha mantenido siempre conectado, me ha enseñado a concentrarme, me ha motivado, inspirado y empujado a seguir mi camino. Dibujé mi destino soñando. Por lo tanto, creo apasionadamente en la asombrosa fuerza de los sueños y en la capacidad milagrosa de cambiar nuestras vidas para mejor a través de ellos.
He dedicado años de mi vida para construir un cuaderno de sueños para motivar e inspirar a la gente a soñar. Ahora mi mayor sueño es disfrutar con intensidad de mis sueños ya cumplidos pero mi más grande aspiración, tal vez paradójica para algunos, es inspirar a la gente a soñar, o enseñarle a soñar, a descubrir su vocación y su misión a través del sueño. ¡Actúa, sueña y libera el enorme potencial que Dios te ha dado! ¡Libera tus sueños y no los abandones!