Business angel

¿Cómo puedes asociarte con Stefan Mandachi? En los últimos cuatro años he recibido más de 1500 propuestas de asociación, los dominios han sido variados. Los rumanos son muy creativos y tienen ideas con un potencial realmente enorme.

Me han escrito empresarios, funcionarios y empleados que creían tener grandes tesoros escondidos en sus mentes:
«Quiero asociarme contigo, tengo una idea fenomenal», «Si inviertes en mi negocio, te doy el 70% de un trato de un millón de dólares», «Tengo una idea absolutamente brillante, dame solo 30 minutos para decirte de qué se
trata», “Te garantizo que seremos ricos, tengo una mina de oro en mi cerebro, ¡invierte en mí y no te arrepentirás!”, «Solo quiero que me escuches 15 minutos, ¿es mucho lo que te estoy pidiendo?».

Bueno, de 1500 pretendientes, solo uno logró convencerme. Entonces, la tasa de éxito para obtener fondos es 0.066%. Admito que nunca he tenido unas condiciones claras para los que quieren asociarse conmigo. Pero ahora los tengo. ¡Les pido con respeto que leen hasta el final! Si no prestáis atención a lo que le voy a explicar a continuación, la posibilidad de ser ignorado o bloqueado será más del 99% sin importarme si tu idea es o no brillante. Antes que nada, les advierto: tengo entre 8 y 10 ideas nuevas que brillan con la misma intensidad en mi cerebro que tus ideas en el tuyo; y para hacerse realidad los tengo durante años en un proceso de incubación.

Mis proyectos y mis planes actuales me mantendrán ocupado durante los próximos 25 años, por lo menos. Por otro lado, tengo suficiente dinero y suficientes negocios que necesitan mi presencia física o mi coordinación. No tengo ninguna gana loca de lanzarme hacia negocios que desconozco. ¿Lo entienden? No lloro por no tener socios geniales. Pero, bajo ningún concepto, descarto colaboraciones y no le digo No a nadie.

¡Pero vayamos al grano! ¿Cómo me ha convencido mi socio actual? ¿Qué tuvo de especial su idea? ¿Como consiguió convencerme de que invirtiera 250.000 euros en una primera fase y 1.000.000 de euros en la fase 4? Después de todo, era solo un extraño que nunca había visto antes. ¿Me ha convencido solo con su brillante idea? ¿Con una fascinante historia? ¿Con su energía o su ambición desbordante? ¿O con su personalidad? ¡De ninguna manera!

Vamos a considerarlos de uno en uno:

1. Para mí, solo una idea brillante no vale nada si el plan detrás de ella es superficial. Cuando un empresario me advierte que él es el único dueño de una idea preciosa, me vuelvo escéptico. Me inhibe el entusiasmo fácil e infantil de los soñadores superficiales, que carecen de pragmatismo, están desconectados de la realidad y no tienen ninguna educación financiera.

2. ¿La historia? Tengo muy poco o ningún interés en las historias. Más que eso, me aburre. Leer cuentos para niños es mucho más atractivo para mí. El mundo está lleno de escritores talentosos que solo tienen don de novelista, no de empresario. Rumanía está llena de retórica, pero no de educación empresarial o financiera.

3. ¿Ha conseguido convencerme con su energía personal, con su aura mágico o con su inquebrantable ambición? ¡Ni caso! Conozco a muchas personas especiales con auras mágicos y ambiciones colosales que han desertado ante el primer síntoma de sufrimiento, ante el primer dolor de cabeza, ante el primer obstáculo.

Mi socio actual me convenció con una estrategia. ¡Eso es todo, nada más! Una estrategia clara y completa orientada a cifras, acciones, objetivos y responsabilidades concretas. Me convenció a través de la lógica, de la matemática y de la estadística. Este tío me ha presentado un plan de negocios, no de cuentos de hadas, no me ha convencido con la belleza de su alma, ni con su personalidad, ni con su actitud de macho alfa, ni con su talento, sea el que sea, sino a través de los detalles, a través de la planificación de etapas, a través de la descripción minuciosa de cada etapa, a través de explicaciones obvias, claras y limpias.

Cortando el pan en trozos de pan, los trozos en migas, las migas en células y las células en átomos. (Por cierto: en la portada de su plan tenía mi cita: «donde no hay estrategia, solo hay ruido»). Mi asociado actual (tenemos el 50%-50% de una nueva empresa) ha trabajado durante siete meses ese plan. ¡Y lo hizo bien! ¡No se imaginen un plan de tamaño de la biblia! Su plan estaba escrito de forma concisa, al grano.

No me interesan los informes tipo almanaque, carentes de esencia y no me impresiona ni si el plan se parece a un tomo de Lope de Vega, sino que me gusta la facilidad con la que podemos llevarlo a cabo juntos. Mi socio lo puso así: ¿En qué se basa nuestro negocio? Sobre los siguientes pilares: x, y, z! Como tal, tomó cada pilar, analizó su composición, la dividió molécula a molécula y la desplegó como hojas de cebolla. Luego me lo explicó de tal manera que incluso un chico de secundaria lo podría haber entendido.

En un momento dado le pregunté:

– Hombre, ¿tú crees lo que me estás diciendo?

– No tengo que creerlo, los números hablan con más precisión, respondió.

¡Cifras! ¡Cifras y porcentajes! Su plan estaba lleno de cifras (explicadas).

– Pensad en el peor escenario: es posible que quebremos; ¿qué hacemos en este caso? me dijo. Y, sin disculparse por este escenario, ha empezado de enumerar situaciones y soluciones. ¡Y lo hizo de una manera realista, mirándome a los ojos! Arriesgándose a que yo diga no. Me explicó en cuatro páginas cuán altas son las posibilidades de que nunca vuelva a ver ni un centavo, Las secciones «por qué y para qué» han sido muy concluyentes.

– ¿Cómo podemos salir de esto? ¿Cómo podemos sobrevivir?

¿Arriesgamos a ahogarnos? Le he preguntado sin entusiasmo.

– ¡Sí, podemos ahogarnos! Si el viento sopla del norte, del sur, del oeste o del este, con tal fuerza, en tal altitud o con tal intensidad. Un plan de negocios no es maculatura. No es un informe para aprobar el examen. Es un mapa preciso y esclarecedor que te saca del laberinto (por no decir de la tumba). ¿Necesitamos equipos? ¿Cuál es la visión? ¿Cuáles son los valores de la empresa? ¿Cuál es la motivación? ¿Cómo se movilizará a la gente? ¿Los compañeros de equipo serán parte del negocio?

¿Compartimos ganancias con el equipo? ¿Tenemos coste laboral? ¿O EBITDA? ¿Cuál es el credo de la empresa? ¿Lo van a compartir nuestros empleados? ¿Es más importante el cliente o el producto? ¿Son más importantes los clientes o los empleados? ¿Cuál es el razonamiento detrás del plan de marketing? ¿Tenemos un plan de marketing sostenible?

¿Cuánto papel higiénico se va a consumir al día? ¿Poco, mucho? ¿Pero en diez años, ¿en cuántas toneladas se convierte este «poco»? ¿Cuántas barras de jabón necesitarán los empleados? ¿Jabón líquido o sólido? ¿Cuánto cuesta el desodorante para los empleados que tienen interacción con el cliente? ¿El detergente con el que se lavarán los uniformes?

¿Cuántas bombillas estimamos que se romperán cada año? ¿De dónde compraremos estas bombillas? ¿Quién las compra y cuánto cuestan? ¿Quién las cambia? ¿Una empresa con licencia o un electricista local? ¿Cuánto cuesta hacer el sitio web?

¿Cuál es el pronóstico de gas en el 3er semestre del 4to año? Si vamos a tener otra pandemia, ¿siguen en pie nuestros cálculos y cifras? ¿Y si el Gobierno no nos proporciona previsibilidad? Suponiendo que tengamos una demanda, ¿quién nos representa en la corte, un abogado o un asesor legal? ¿Cuándo seremos acreditables?

¿Cómo será el manual de la marca? Los textos bien escritos cuestan dinero. ¿Quién los escribe? ¿Tendremos un sitio web en inglés? ¿Quién nos lo traduce, el traductor de Google? Si convertimos todo en porcentajes, ¿cómo se ve la tabla de predicción general?

¿Como es el retrato robot del cliente? ¿Es delgado o poco atlético? ¿Cuánto sacaría de su bolsillo nuestro cliente para gastar en nuestra tienda? ¿Es católico, es ateo, agnóstico, es amistoso, es rígido, es corporativista, es elitista, es codicioso? ¿Cuánto tiempo pasa en las redes sociales?

¿Podemos atraer a la generación de 14 años para que sean nuestros clientes en 6 años? los que ahora tienen 10 años, serán mayores de edad, ¿nos elegirán como clientes? Si comienza una guerra, ¿buscamos un búnker antiatómico para el negocio o nos movemos en otros mercados? ¿Reinvertimos las ganancias o sacamos los dividendos y nos vamos a la playa a una 12 isla? ¿Haremos donaciones?

¿Cuánto donamos? ¿A quién patrocinamos? Si el régimen político fuera autoritario, ¿tendríamos una solución para proteger el negocio? Si alguien nos insulta en Facebook, ¿cómo reaccionamos? ¿Vale la pena reaccionar? ¿Quién estará a cargo y cuánto cuesta tener una comunicación clara e impecable? Los diez bolígrafos que están sobre el escritorio, ¿en cuánto tiempo se agotan? ¿Cómo será nuestra empresa después de 100 años? – Por cierto, ¿y si te mueres mañana? ¿Cómo queda nuestro plan? O tal vez me muera yo, o los dos a la vez, en un accidente, ¿Quién nos reemplaza?

¿Cómo nos aseguramos de que el negocio funcione sin que nosotros estemos presentes? Mi socio escribe correctamente y habla como un erudito. No me preguntó «¿puedo preguntarte algo?» esperando saludarle con entusiasmo y alegría «¡sí, sea bienvenido por favor, dime cómo puedo serte útil!», pero me ha escrito un correo electrónico coherente.

No me preguntó por Facebook «cuánto cuesta la franquicia Spartan, quiero abrir un restaurante en Italia» sino que fue a la web y, tras analizar toda la información de cabo a rabo, ha rellenado el formulario oficial. Yo no soy un departamento de relaciones con el cliente 24/7. Mi socio ha leído todas mis publicaciones, ha visto, sin excepción ninguna, todo el contenido de mi canal de YouTube, ha leído la antología de Aforismos que he publicado, ha comprado el Cuaderno de sueños y el Cuaderno de estrategia.

Él sabe lo que me apasiona, conoce las reglas básicas que me guían, ha comido casi todos los productos Spartan, ha dormido dos noches en Mandachi Hotel & Spa, se ha entrenado en mi gimnasio, sabe que protejo a los animales. Y me ha ayudado (sin que nos conociéramos) a encontrar padres para dos cachorros. También está al tanto de todas mis campañas de caridad y ha donado una modesta cantidad a la Fundación «Jeni Mandachi».

Él sabe con quién está hablando, no tengo que educarlo, no tengo que darle toda la información que puede encontrar el mismo en mi canal de YouTube. Conclusión: Estoy dispuesto a asociarme con cualquier persona bajo las condiciones mencionadas anteriormente. Si no habéis entendido la esencia de mi psicología ya expuesta, no
tiene sentido continuar con los debates financieros.

Podemos abordar cualquier otro tema, excepto aquellos relacionados con «asociarse con Stefan Mandachi». ¡No me robes el tiempo! Por favor, tampoco te burles de tu tiempo. No seas un vampiro energético. El tiempo es el único recurso limitado, no te burles de él y respeta la vida de los demás.

De hecho, ¡respétate a ti mismo! Sé tu propio maestro antes de buscar maestros. Si quieres pasar en ascensor por las etapas esenciales, estarás condenado a volver a los primeros escalones. El éxito no se alcanza en ascensor, hay que subir peldaño a peldaño. ¡Caminando! ¡Trabaja, edúcate, aprende, estudia obsesivamente! ¡Cuando estés listo, búscame, compañero!

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